mayo 29, 2007

Un relato desesperado


Suena la melancolía en mis oídos, La gente pasa y pasa. Aprendí a quererte cuando el sol de tu bravura abrazo mi pecho. Sobre mi historia tu mano fuerte, fue entonces tu presencia. Me quede de pronto mientras la brisa sonaba a primavera, casi como tu esencia canta. Poco a poco veo lo que perdono mas no consigo vivirte, es como clavar en una nube tu rostro, sintiendo que jamás lo había visto. Me vuelvo extraño y este escrito habla solo, como mis manos cuando te acariciaban y no pedía nada. Entonces te escribo un beso y no se confunde pero mis ojos son de reproche, esta sangre fluye de noche. Me riego por la pradera y quien la ha sembrado cosecha su necesidad. Es entonces esfera que agoniza y no esta rota, todavía. Me vuelvo cobarde, y escondo mi rostro, la ilusión no engaña, mientras trago tus sorbos guardados en mi bolsillo. Nadie respondía pero el amor velaba todavía y me convertí en centinela de tus sueños y guardián de tus anhelos… sin derrumbes ni caricias.
Cubro mis rostro tras esta mascara y el mar de delirios es suerte cuando este abismo se vuelve enorme y la distancia infinita. Esta melodía melancólica se agita y solo me queda buscar de amante y olvidar que fue mío cierto libro. Deje de ser hombre y tu niña para ser completos, desde todos los puntos que nos juntaban, así como nos saboreábamos con tanta delicia y decidimos pasar los últimos momentos en la caricia, a menos de un suspiro del mas tibio abrazo. Como galaxias encontramos certeza un día y nos hicimos leyenda como dos caracoles que enroscados húmedamente, nada nos tocaba. Como quisiera decirte que todo esta igual, espiar tu llegada. Te acuerdas de aya?, me siento en sus alas aun que ahora no esta. Tendré la impresión de la ausencia de ti como si fuera un fracaso de un sabio delito que puede ser recordar cosas pequeñas y tontas. Madrugadas sin dormir. Claro es distinto sin ti.

...Estoy temblando...