septiembre 24, 2009

Camarón dormido


Sin escuchar y cansado de hablar,
el equilibrio abandona el paso
y así no se puede caminar.

Con la mente en cero solo escucho mi voz
y equilibrar se vuelve certero,
como meditar sin controlar el miedo,
es ser ciego espanto, sordo llanto y mudo viento.

Suelo ser abrazo olvidado o maldición de agujas,
a la sombra de múltiples sonidos del río que suena y se lleva lo podrido.

Pies de piedra son estos que a la sombra del huracán,
no deja de dar pasos que sin mirar un punto fijo,
donde lo mordido se vuelva sal.