Escribo a la distancia infinita, mientras recuerdo tu cuerpo rozando mis palabras. Era de entonces distancia propicia, sin espacio entre nosotros, como cuando hablo de tus ojos y el cielo canta. Hoy quiero contarte un secreto infinito, uno que no habla de palabras… este susurra tu nombre y el infinito lo observa paciente, corre de mis labios a los tuyos, embriagando tu sonrisa y volcando tus ojos. Recuerdo entonces que alguna vez te odie, te odie, grite, llore, corrí y me escondí,… es desde aquí donde te comencé a escribir, donde mis palabras fueron más potentes pero menos escuchadas, donde este rey sin reino se sentó a ver el mundo pasar. Hoy este rey esta de pie, camina titubeante y a veces gatea sin ser escuchado,… la soledad lo embriaga y las penas lo rozan, pero tiene su mirada en el horizonte.
Avanzo de improviso,
No llego donde me dirijo
Pero gotas frías caen en mi rostro,
El mareo comienza y tu,
Tu que coges mis recuerdos,
La que embriagas la vista de todos,
Tu que susurras mi nombre en silencio,
Desapareces sin dejar rastro.
Entonces mis memorias brillan,
Y este espejo de vuelve mentira,
Recorro esta idea y pienso,
Pienso en tu beso, tu caricia,
En como nos perdimos…
Hoy el miedo controla mi pecho,
Y ese dejo de sentir tu aroma desaparece.
Es cierto, aun vivo…
Pero cuanto viviría en tu compañía
Y tu en la mía, como dos locos desnudos,
De esos que ya no siguen en la compañía,
De esos que se van sin dejar aviso.
Como cuando nos perdíamos en los bosques
De palabras y besos, caricias y susurros.
Es cierto, aun vivo… pero cuanto viviríamos…
