Sentirte de nuevo en mi cama, desliando la
sutil letra por tu espalda, suave y delicada caricia que llama a la calma.
Ahí es donde empieza el roce y tu falda, como
navío en descuido que hunde su fama,… me vuelvo cohete en llamas y frágil
gorrión que canta en tu alma.
Entonces amarte se hace preciso y seguir se
vuelve urgente de la nada, como sentir que aun sueñas con mi abrazo y que aquí
todavía, me guarda tu almohada.