
Lavó su rostro en la lluvia,
Mientras la brisa rozaba sus manos,
Las mejillas de ella seguían frías y rojas.
Preguntaba por si el sol pronto saldría
Y el con un beso intentó robarle un suspiro.
Las hojas aun caían amarillas,
Como la más triste tonada de un solitario cello,
Ella no veía a su melancólico acompañante
Que susurra distante a tu oído,
Quizá fue la lluvia segó sus palabras.
De pronto llego el silencio,
Ella volvió la mirada y su acompañante estaba en el suelo.
El no respiraba y estaba frío,
Había gastado su último aliento en palabras sordas
Mientras ella aun ve su reflejo en las charcas.