septiembre 01, 2008

Relato 26 - 25


Sentirte morir en mis manos, es como caer del mas alto techo, sin amargura ni esquirla solo abismo y aventura, mordiendo tu pecho en llamas que sonríe al paso del tiempo sin tiempo, latiendo raudos y esquivos, como la brisa que aun corre bajo estos ojos húmedos de ti. Me alejo despacio y sin hacer ruido alguno, intentando el roce más profundo de mi alma con tu beso, un que esculpe el momento más arduo del adiós sin medias,… o la entelequia de ver tú ultima partida. Le sonrió entonces al destino, como buscando una respuesta a lo perdido, mas solo encuentro letras dispersas por el suelo que gota a gota rememoran tus manos calidas sobre las mías gélidas y azulinas. Quizá es justo el tiempo para amarte en silencio, como pétalos regados a media mañana por la lluvia que aun mora en mi ventana, esa que no cierra las cortinas de este pecho tamborilero, ni busca excusa para descansar del mas agobiante nervio de un te quiero.