
Sin escuchar y cansado de hablar,
el equilibrio abandona el paso
y así no se puede caminar.
Con la mente en cero solo escucho mi voz
y equilibrar se vuelve certero,
como meditar sin controlar el miedo,
es ser ciego espanto, sordo llanto y mudo viento.
Suelo ser abrazo olvidado o maldición de agujas,
a la sombra de múltiples sonidos del río que suena y se lleva lo podrido.
Pies de piedra son estos que a la sombra del huracán,
no deja de dar pasos que sin mirar un punto fijo,
donde lo mordido se vuelva sal.
el equilibrio abandona el paso
y así no se puede caminar.
Con la mente en cero solo escucho mi voz
y equilibrar se vuelve certero,
como meditar sin controlar el miedo,
es ser ciego espanto, sordo llanto y mudo viento.
Suelo ser abrazo olvidado o maldición de agujas,
a la sombra de múltiples sonidos del río que suena y se lleva lo podrido.
Pies de piedra son estos que a la sombra del huracán,
no deja de dar pasos que sin mirar un punto fijo,
donde lo mordido se vuelva sal.
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