Relato de un duelo.

Hay gente a la que le gusta pensar que estas en el cielo, que nos cuidas, que estás aquí. A mí me gusta pensar que el tiempo no es lineal, me gusta pensar que ya naciste como mi hijo y que hoy me toca a mí criar. Me gusta pensar que hoy yo te cuido, que te enseño y te muestro el mundo, un mundo más amigable que anterior, un dónde no andas a poto pelado cerca de un canal, uno donde te cuido todo el tiempo. Me gusta pensar que hoy te corto las uñas, que te corto el pelo y te arreglo en la mañana, que te doy el amor que quizá no tuviste. Me gusta hacerte dormir por la noche y leerte un cuento, enseñarte o recordarte de astronomía, de las plantas, las flores, los animales y las nubes. Me gusta pensar que te veré crecer una vez más, madurar y explorar el mundo, que te daré ese abrazo que tanto necesitaste, que te daré esas conversaciones que antes me diste, y que quizá en esta te pueda rescatar de alguna. Me gusta pensar que nos encontraremos en los silencios bajo un árbol, nos haremos gestos y reiremos de la gente como siempre. Me gusta pensar que soy yo el que hoy espanta los monstruos, que soy yo el invencible, al que me ven hacer hazañas increíbles, hoy soy yo el fuerte, como también soy hoy el que te extraña. Me gusta ver que pinto con tu música, que tengo tu andar y tus “mañas”, que nos gustan casi las mismas cosas, que soy derecho y que no le tengo miedo a “niun weon”. Me gusta pensar que el tiempo nos mantendrá en esta danza, a ti, a mi madre, a mis hermanos, cuidándonos, aprendiendo a querernos mejor, creciendo una y otra vez. Gracias por todo papá.

En otro mundo.

En otro mundo, donde nos importamos, done aún conectamos. Te cuento que murió mi padre, el mundo se puso difícil y tu ausencia costumbre. Se tardo tanto el invierno que ya de nuevo fue primavera y que las flores del sauce nunca ocurrieron. El colibrí de ayer ya no volvió más y tu silueta sigue en el rabillo de mi ojo. Que la tormenta nunca se fue del todo y las ausencias hoy son menos pero son más hondas. Hoy ya no me dueles, hoy ya no te lloro,… hoy te extraño tanto, hoy me duele tu voz ausente, tu llamada que no llega, tu brazo en mi hombro, tu risa de susurro, tu potencia silenciosa, tu guitarra desafinada y tu risa abrupta. Aquí todo sigue igual, pero con la infinita ausencia de tu presencia.

Ecos

Luego de la pérdida, de su ausencia, de lo revuelto del despegue; que con el tiempo se vuelve cada vez más presente, se invocan los ecos del recuerdo; las risas, bromas, palabras serias, miradas, que como fantasmas aperesen sobre las escenas del hoy. Los ecos rebotan en la cabeza y en el cuerpo, en los lugares, en las sillas, en la ventana. Estremecen la piel, muecas entre risa y llanto, entre alegria y pena. La pérdida o la ganancia,… la pérdida de tu cuerpo físico y la ganancia de tu compañía silenciosa. Hoy las historias habitan en mi cabeza, grabadas como película antigua, con sonidos dentro de un vaso, con partes borrosas,… sentidas desde lo profundo, con el eco de un salón vacío.

Si te vas.

Ese día no se llevó más que su presencia.

Ninguna cosa puesta en los muros, más que su ropa de la cajonera. Ninguna de las alfombras, ni de la cocina, no faltaba ningún aliño en la alcusa.

No se llevó sus libros, ni su música. Ninguna almohada o cojín. No se llevó nada más que su presencia. no faltaba nada en casa, ninguna cosa,… más que su presencia.

Va a pasar.

Va a pasar,…

Esta bien cansarte de tu trabajo, del jefe o de tus labores, …

Esta bien cansarte de ser hijo, hermano o tío, de las fiestas familiares y de sus “humores”,…

Esta bien sentirte cansado de ser padre, esposo y amante. Es ardua la tarea de sentir que no puedes faltar, que no es moral, que no lo merecen los tuyos. Que Superman debe rendirse un momento.

Esta bien, va a pasar,…

Va a pasar sentirte mal, sentirte útil, sentirte rechazado o deseado, va a pasar sentir que lo odias todo, que el amor no te cabe, que tus ojos brillan con los de ella,… que te molesta su desorden, que odias el ruido, que amas su voz,… va a pasar,…

Un dia va a Pasar todo,… hasta que no pase nada.

Los muebles

Paso por tu lado siendo viento,

Mosca rápida e invisible, 

Solo el sonido me delata,

Una sombra tenue frente a la tv...

No me ves a los ojos,

Ni yo veo a los tuyos,.. 

Somos como muebles vacíos,

Nadie nos abre una puerta,

Ni siquiera para hacer ruido,

Aún cuando los niños corren en muestro entorno

Es como si el frío no hubiera comido,

Como si ya nos hubiésemos ido,...

Un mueble viejo y seco,

En la habitación de un moribundo,

Que nisiequeira ha existido.

 

Lléname la boca de un beso,

Déjame sentir que aún estoy vivo,

Que aun valgo la pena,

Que hoy no se termina en vano,

Que la vida no duele tanto,

Que en vaso más me termina acostando,

Que la tierra de afuera no esta tan seca,

Que para la lluvia no falta tanto,

Que este invierno no es tan duro, …

Que este llanto no solo a mí me está marchitando.