Relato de un duelo.

Hay gente a la que le gusta pensar que estas en el cielo, que nos cuidas, que estás aquí. A mí me gusta pensar que el tiempo no es lineal, me gusta pensar que ya naciste como mi hijo y que hoy me toca a mí criar. Me gusta pensar que hoy yo te cuido, que te enseño y te muestro el mundo, un mundo más amigable que anterior, un dónde no andas a poto pelado cerca de un canal, uno donde te cuido todo el tiempo. Me gusta pensar que hoy te corto las uñas, que te corto el pelo y te arreglo en la mañana, que te doy el amor que quizá no tuviste. Me gusta hacerte dormir por la noche y leerte un cuento, enseñarte o recordarte de astronomía, de las plantas, las flores, los animales y las nubes. Me gusta pensar que te veré crecer una vez más, madurar y explorar el mundo, que te daré ese abrazo que tanto necesitaste, que te daré esas conversaciones que antes me diste, y que quizá en esta te pueda rescatar de alguna. Me gusta pensar que nos encontraremos en los silencios bajo un árbol, nos haremos gestos y reiremos de la gente como siempre. Me gusta pensar que soy yo el que hoy espanta los monstruos, que soy yo el invencible, al que me ven hacer hazañas increíbles, hoy soy yo el fuerte, como también soy hoy el que te extraña. Me gusta ver que pinto con tu música, que tengo tu andar y tus “mañas”, que nos gustan casi las mismas cosas, que soy derecho y que no le tengo miedo a “niun weon”. Me gusta pensar que el tiempo nos mantendrá en esta danza, a ti, a mi madre, a mis hermanos, cuidándonos, aprendiendo a querernos mejor, creciendo una y otra vez. Gracias por todo papá.