
Busco tus manos en mi pecho, rosando suavemente la amabilidad de tu beso, como recordarte entre las sabanas y haciendo mía la experiencia de tu compañía.
Te recuerdo con mis dedos, uno a uno y por separado, y hasta con mis manos llenas del más antiguo elixir de tu sonrisa, como encontrando frio en el calor de ir y venir entre las afueras del roce que más adentro me lleva.
Busco tus pies fríos en mis muslos, bajando lentamente entre la razón y lo demás, quizá buscando encontrarte entre mi puño apretando tu cabello y la sonrisa que trae esto a mi rostro.
Aun cuando sé que estoy solo,… que estas lejos y mis manos no te tocan, se que recordarte me trae de vuelta al menos un suspiro, que húmedo abandona mi cuerpo, así como el mío al tuyo.
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