El adiós del no ido.

Cuando el cuerpo llora y la cara miente, se enceguece el mente y las costras lloran sangre dolor de real,… es cuando la garganta se aprieta en lamentos,... y todos ríen, y todos aplauden, y todos corren, y todos son ellos,… y por dentro lloras como perro solo, como guacho en día de padres, como puta preñada, como zapatilla vieja, como pantalón roto,… así se vuelve el ahora mas añoso, menos cansado, como el desgarro que necesita tiempo para sanar, tiempo que no aflora, que no acompaña y que grita compañías que no se sienten, como susurros que no se oyen, como lamento no dicho, como rabia no expuesta. Es un son de chelos sin marcha, caótico y pacifico, como un tarro lleno de piedras que no suena, como la triste ausencia que no llega, como la demora que se avecina, como el parto de una eternidad, como ida de quien no se va.