Sentado a solas y con las melodías más tristes de media noche, se alza un suspiro en el aire denso, bailando con el humo y temblando como entonces... me salta el corazón medio roto, como el día que saltamos juntos... me pongo frenético en la idea de tu retorno, con el recuerdo en nuestra cama desordenada, nuestros cuerpos envueltos en miel... con la ilarante risa de un ultimo esfuerzo por mantener la respiracion.
Ha pasado el tiempo entre arrullos de lamentos, con la muerte como inspiración, como salmones en su retorno, como el cerdo que enfila al camión... se parten dos corazones desde el centro, ya sólo con recuerdos que alinean el andar. Disimulando el borrar del andar, llamando al cariño por su nombre frío,... ya sin suspiros finales, sin los disparos de miradas, sin abrazos en el suelo,... sin tan sólo mis manos en tu espalda plasmadas,... sin nosotros, que nos quisimos tanto.
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